Pues aviendo oydo el dulce canto de Selvagia y salido de sus tristes imaginaciones, tomó [Sylvano] su rabel y començó a cantar lo siguiente:/Cansado está de oírme el claro río [...]
Montemayor, Los siete libros de la Diana de Iorge de Montemayor, dir, 1560, II, p66,23