Pasado el comer y alçadas las mesas, tocaron las duçaynas, ençima de un cadahalso de madera que al otro cabo de la sala estava; y el dicho señor Condestable començó de dançar con la señora condesa, con la mayor graçia del mundo. E el comendador de Montisón, su hermano, con la señora doña Juana, su hermana; e asy todos los otros gentiles onbres, e pajes, e dueñas, e donçellas que bien lo sabían faser. Y el esto, y en muchos bayles de nuevas maneras, pasaron tienpo aquel día, después de comer fasta ora de nona, que los dichos señores y señoras, con todas las gentes que les acompañavan, subieron arriba, por las ventanas e corredores de su posada; y en el patyn della mandó correr quatro toros bravos. Y después, declinando ya el día, el dicho señor Condestable cavalgó e fue a bísperas a la dicha eglesia de Santa María; y en tanto, muchos cavalleros y escuderos jugavan las cañas.