Y antes que allá llegasen [pastoras y ninfas], un templado ayre que de la parte de donde estava Arsileo venía, les hirió con la dulce voz del enamorado pastor en los oydos, el qual, aun a este tiempo, no avía dexado la música, mas antes començó de nuevo a cantar este mote antiguo con la glosa que él mismo allí a su propósito hizo:/ Ventura, Ven y Tura [...]
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