Partía Amadís en busca de la selva encantada, y al llegar a la peña, oía diversas vozes que en las galerías altas del aparato se dividían en cuatro coros, unos enfrente de otros, que se formaban de la capilla real con varios instrumentos, unos de guitarras, otros de flautas, y baxoncillos. Otro de tiorbas, y otro de violones y laúdes. Cantábale un coro, y proponíale peligros, otro le infundía esfuerços, ya le desanimaba éste, ya le alentaba aquél [...]
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