[..] con muchas lágrimas sacó [Sireno] su rabel no tan loçano como lo traía al tiempo que de Diana era favorecido, y comenzó a cantar lo siguiente :¡Cabellos, quánta mudança[...]
Montemayor, Los siete libros de la Diana de Iorge de Montemayor, dir, 1560, I, p12, 25