No fué sólo esto lo que Arsileo aquella noche al son de su harpa cantó, como Orpheo al tiempo que fué en demanda de su Nimpha Eurídice con el suave canto enterneció las furias infernales, suspendiendo por gran espacio las penas de los dañados, assí el mal logrado mancebo Arsileo suspendía y ablandava no solamente los coraçones de las que presentes estavan, mas aun a la desdichada Belisa que desde una açotea alta de mi posada, le estava con grande atención oyendo.
This content is based on this quotation (old content)