Salió [Diana] de su aldea acompañada de su rústica çampoña, engañadora de trabajos [...] se puso [...] a tañer su çampoña y cantar esta canción : Madruga un poco, luz del claro día [...]
Gil Polo, Primera parte de Diana enamorada. Cinco libros que prosig, 1564, II, p74,7