Celebraba Aretusa la piedad de unos, la fineza de otros. Daba el parabién a Niquea del desencanto y a la diosa la gloria de la fiesta, mandaba que con música y danças celebrasse la libertad de la princesa y la hermosura de la diosa, y con la mayor armonía de todos los instrumentos se entraban, acabando la representación.
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