[…] con este exemplo,[EJEMPLO] auemos llegado à la fin de los contrapuntos artificiosos de la segunda manera; en los quales (como queda dicho en los de la primera manera) la obligación quita vna buena parte de aquella suauidad, gracia, y lindeza, que conuendria; mas ella misma lleua consigo escusa y co[n]sideracion. Que muy sabida cosa es, no se puede proceder con interualos tan hermosos y tan elegantes, como quando el contrapunto se haze realmente y sin obligacion de suerte ninguna. Aduiertan pues que merecera perdon el Contrapuntante, si vsare en ellos algunos passos no muy elegantes, ni del todo legitimos.